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Apóyate.

Cuando tu fe esté vacía y diga, “Ya no tengo más gas en el tanque. No puedo continuar. No sé cómo.”

O cuando la duda haya cortado las líneas telefónicas al cielo y diga, "¿Cuál es el punto de llamar? Nadie vendrá.”

Un amigo viene. Un hermano viene.

Dicen: "Sé que no queda nada. Está bien. Yo lo hago. Yo lo hago.”

Dicen: "Si no tienes fe, si no tienes el coraje, apóyate en mi fe, apóyate en mi coraje. Te ayudaré a cargar con el peso.”

Un mensajero viene y te da una Palabra.

Dicen: "Oh hermano, no eres el primero en pasar por esto. No eres el último. Lo vas a lograr. Escucha las instrucciones de tu padre. No olvides las enseñanzas de tu madre. Dios nos ha dado Su libro de sabiduría. Utilicémoslo. Ahora ven, y apóyate en mi fe.”

Eso es un abrazo. Eso es un abrazo. A veces te apoyas en la comodidad que alguien te ofrece. A veces te apoyas en el amor que alguien te ofrece. Pero a veces solo tienes que apoyarte en la fe que te ofrecen.

Verás, cuando no tienes la fuerza para llegar a la meta y no tienes la voluntad para completar la tarea que te han dado, el Dolor viene como una ola que te derriba y te acongoja.

En ese momento, sólo tienes que extender la mano y apoyarte y dejar que alguien más te lleve.

"Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso." - Jesús

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